lunes, 18 de febrero de 2019

La ventana del hambre

Van conmigo, en el viaje de vivir, tus ojos asomados a la ventana del hambre.
Canta el jilguero enjaulado, y tú no dices nada; guardas silencio, esperando el tren de la justicia, las barcazas inseguras y los barcos que te rescaten de las fauces marinas dispuestas a tragarte. Algunos, de corbata de seda, clientes de la manicura y del coiffeur quisquilloso y pulido, esquivan tu mirada, mientras te conviertes en un número más en la lista de los náufragos.
Hace años, me encontré tu mirada en un periódico ahora ya amarillento -todo es sumiso al tiempo-. Ahí estás, en la mesita de noche, para que no duerma la conciencia mientras duerme el cuerpo. Tu mirada, como una barrena en el silencio, en lo profundo y débil, como la flor marchita. He colgado en el balcón cortas (cortadas) cañas de bambú, que generan música vegetal cuando sopla el viento, el mismo viento que levanta gigantescas olas en el mar.
El hombre ha llegado a la Luna... Pero no ha llegado a la Tierra... de la pobreza, de la miseria, de la injusticia... Lamentable olvido o cobardía.
El mundo es una taza de café. En el fondo se posa la moltura, exprimida ya y olvidada. Tendríamos que organizar "la revolución del café". Que los finos labios recibieran la molestia del poso triturado cuya existencia ya habían olvidado. En estos temas la pureza siempre es superficial y se confunde con el olvido.
Se burla Maquiavelo de nuestras soñadas revoluciones del café. Se burla Maquiavelo del dolor del pueblo mancillado por el corazón pétreo del Príncipe. De ese maestro ha aprendido el Ministro el principio básico: 
Gli Stati sono Gli Stati. I Privati fanno altro.El Ministro abunda en siniestros discursos faltos de humanidad y de conciencia dubitable. Lleva un fasces, un hacecillo de varas con las que pretende golpear a los privati que se atrevan a ayudar a quien necesite ayuda.

Tener y ser
El Estado tiene dinero, armas, leyes, poder de decisión, voceros en las tertulias radiofónicas o televisadas. Toda una magnífica estrategia donde se refugian ministros y parásitos cortesanos. El Estado es, al fin, la Corte formada por los dueños del comercio y, consecuentemente, del dinero global.
Frente a este arsenal diverso y completo poco pueden hacer i privati.
¿O pueden hacer mucho?
En la zona fronteriza de los Alpes Marítimos, entre Italia y Francia, se producen intentos continuos de emigrantes que quieren llegar al corazón de Europa. Tienen que realizar una auténtica odisea; real, no literaria. Primero hay que enfrentarse al mar frecuentemente embravecido. Algunos perecen ahogados. Los que sobreviven alcanzan algún lugar de la costa italiana, donde son recibidos diversamente, según el talante de "las autoridades". Muchos de ellos escaparon a las torturas y vejaciones frecuentes en territorio libio. Ahora tienen que iniciar una marcha dura e 
insegura. Si alcanzan la ciudad italiana de Ventimiglia, punto clave en territorio fronterizo con Francia, toman muchas veces la decisión de intentar superar la frontera. En invierno las nevadas son abundantes y frecuentes, tozudas en cubrir una y otra vez la nieve hollada por esos fugitivos esperanzados, a pesar de una batería de leyes contra la entrada de ellos en uno u otro Estado. Más tozudos que la nieve, ellos siguen caminando. A veces consiguen encender fuego en una covacha perdida. Perdida no para todos. A veces algún habitante de los pueblecitos situados en el valle de la Roya, les hace de guía. París queda muy lejos.

Contradicción
El desarrollo del proceso político que sobrevive varios siglos en los avatares de las Galias llega a expresarse en la trilogía que sale vencedora finalmente en 1946, al ser aceptada como fundamento de la legalidad que ha de regir la República: libertad, igualdad, fraternidad.
¿Se le puede negar cobijo a un hermano que huye de la guerra, del hambre, de la esclavitud? ¿Qué significan la libertad y la igualdad si no vivimos en la fraternidad?
Es tan obvia la relación y convivencia de los tres términos, que las instancias más altas de la jurisdicción francesa tuvieron que admitir que había que aceptar la fraternidad como criterio regulador del resto de leyes.


Más allá de las fronteras
Desde la desembocadura del Ebro hasta las cercanías del mar Báltico hay un buen trecho. Yo era joven; me gustaba viajar para descubrir.
Llegué a Wolfenbüthel con la intención de visitar la Herzog August Bibliothek. Encontré una pensión limpia y agradable. Dormí intensamente. Al día siguiente fui a proveer de gasolina en una estación pequeña regentada por una señora. Cuando terminó de llenar el depósito, se dirigió a mí con cara seria y me dijo: 
Achtung! Bomben! (¡Atención! ¡Bombas!). Quedé sorprendido y con la cara interrogante. Ella repitió la advertencia, y me indicó un paraje cercano donde se veía un largo trecho de la frontera interalemana.
Le di las gracias y me dirigí a la frontera. Quedé impresionado. Desde algunos miradores de madera los abuelos daban explicaciones a los nietos sobre el villorrio situado en la ladera de una colina, en la "otra Alemania", y los familiares que allí vivían sin poder encontrarse porque lo impedía aquella terrible frontera.
Me acerqué a pie hasta la primera valla, alta, infranqueable. En el territorio de la DDR, república democrática alemana -la Alemania comunista- las medidas de control eran terribles. Después de la valla había un ancho espacio de tierra batida y un foso profundo; más allá, una pista de tierra por donde transitaban continuamente coches militares con soldados armados que tenían órdenes de disparar a matar contra los posibles fugitivos (el famoso 
Schiessbefehl). Enfrente mismo de
donde yo estaba, había una torre de cemento, de 11 metros de altura, rematada en una estancia, puesto de vigilancia de soldados armados. Todo completado con vallas, minas antipersona, perros adiestrados... En la cercanía del drama, comprendí la gravedad del aviso: Achtung, Bomben!Esa frontera, así estructurada, iba desde el Báltico hasta Checoslovaquia. Sobrepasaba los 1.300 km de longitud. Me vino a la mente, ante tal aberración, la vanagloria de los Estados, la expresión imponente y vacía de Salvini: gli Stati sono gli Stati.
Esa vaciedad moral y humanista que indican esas palabras repetidas son más de temer hoy de lo que fueron los kilómetros de la frontera interalemana. Los informes sobre las víctimas mortales delSchiessbefehl hablan de algo más de doscientas (otros las fijan en ciento cuarenta). El aviso que debiera estar visible en algunas zonas de la costa es: Achtung! Das Mittelmeer! ¡Atención! ¡Mar Mediterráneo! Se contabilizan entre treinta y cuarenta mil ahogados en las numerosas travesías. Hay que tener en cuenta, además, muchas víctimas anónimas que nunca han sido consignadas en inventario alguno de náufragos. Tratándose siempre de millares, es difícil de dar números concretos, teniendo en cuenta muchos náufragos anónimos.
Aparte de su inoperancia, parece que los Estados -al menos, algunos Estados- no pueden tolerar que grupos sociales, más allá de las estructuras políticas oficiales, decidan actuaciones de salvamento, movidas por el hálito de una conciencia viva.
La conciencia viva es más resistente que las Instituciones. Los miembros de las organizaciones no gubernamentales actúan y exponen su vida para salvar la vida de los miserables de la Tierra. Salvini y otros de su talante todavía creen que su partido en su Estado es la única organización capaz de dominar la masa social y de dar la solución a los problemas que se generan (o que ellos mismos generan en sus luchas de policastros.

Y no es así. La cercanía del poder político transformado en servicio social la ejercen las "oeneges" y las alcaldías que viven donde vive la gente; por ejemplo en los pueblecitos del valle de la Roya, en los Alpes marítimos. Los alcaldes, el pueblo y hasta la parroquia, tratan de verdad a los fugitivos de verdad. Los de las élites políticas viven donde no vive la gente de verdad. En sus despachos la gente de verdad es sustituida por estadísticas, previsiones electorales... Todo representado por esquemas y números en las pantallas de las computadoras.
Los políticos de la cercanía, de la proximidad, de la convivencia y los altruistas de las ONGs son los que volverán a abrir las puertas de la esperanza a los que esperan y desesperan por tener una vida digna.

domingo, 13 de enero de 2019

I bambini

L’avantatge de dinar en restaurants populars és que pots captar la vida real del poble real. També es pot considerar un desavantatge haver de sentir amb una veu gruixuda i tonant, com vinguda de serralades olímpiques, les petites biografies d'alguns comensals. En tot cas perceps les paraules vives, amb els seus colors i la seua música. 
Per a mi -i imagino que per a tots els qui han viscut uns anys a Itàlia- resulta molt agradable poder escoltar alguns turistes vinguts de la llarga i estreta península.
 A la tauleta del costat estan dinant un matrimoni de parla musical, a saltironets la d’ella, i amorfa la d’ell, i amorf tot ell. 
Permesso...
 Ma come, siedi con noi... 
No he pogut passar sense fer conversa. Els pregunto qui és Matteo Salvini. Em contesten a duo que un ministre i vicepresident d’Itàlia, que es distingeix per limitar l’entrada a Itàlia de milers de migrants que hi han fet cap en quantitats descomunals durant els darrers anys.
 Certo, ma cosa ne pensate? 
Puc comprovar com n’és d'efectiva la substitució del discurs personal per l’argumentari oficial dels partits polítics, que agafa pes a base de repetir-lo i mostrar-lo a la pantalla. El marit amorf sembla que vinga d’aprovar un examen de política. La dona, de cabell ros i ulls de pardal teuladí, repeteix el discurs ministerial, però amb personalitat pròpia, cum mica salis. 
No serà tan fàcil d’enganyar com el seu home quan Salvini cita el Papa que ha dit, segons ell, que existeix també el dret de no-emigrar. Ella sap que conviuen dos Papes actualment a Roma. El Papa Francesc no ha dit això, i, si ho ha dit el Papa Benet, té tota la raó: tothom té el dret a poder viure i morir en la terra màtria, sense haver de fugir. 
En una frase de xuleria estatalista, el ministre diu: gli Stati sono gli Stati. I privati fanno altro. Hem d'acabar la xarrada. 
Em dirigeixo a la dona: e, i bambini? 
Ah, no! Els xiquets han de ser rescatats. I, si no ho fan gli Stati, ho farem i privati. Arrivederci! 
Giusi Nicolini, valenta alcaldessa de Lampedusa, citava les paraules d'un pare que preferia posar el seu fill en una barcassa destarotada, isolada en perill al mig del mar, abans que deixar-lo en terra africana, perquè pensava que era més segura la mar que les ciutats líbies. Era la manera desesperada de posar en mans de l’atzar aquell que hauria d’estar en braços de la mare.
 Fa uns dies llegia unes paraules de HEIDEGGER que feien notar el poder de l’inútil. Allò que és útil, i, per tant, econòmicament valuós, és desitjat per molts, mentre que l’inútil demostra el seu poder en el fet que els caça-tresors el deixen tranquil, perdut, oblidat.
 Quelcom de semblant passa amb i bambini encauats en el ventre fosc del vaixell. No tenen força, ni poder, ni capacitat de violència. Només tenen el silenci del terror i una mirada profunda. I també són els que, silenciosos i esmaperduts encaminen el cor dels salvinis cap a un encontre de pau i misericòrdia, més enllà de les baralles polítiques. 

Conditio naturalis 
La condició natural és la que afecta primàriament a tots els components d’un gènere o una espècie.
 Si travesses el mar en un vaixell i trobes uns xiquets nadant, agafats a una fusta, allò que tindràs en compte per salvar-los és la seua condició humana, sense fer cap tria ni mostrar cap preferència. No veurem el fill d’un rei o d’un llaurador. Veurem uns xiquets en perill -tots- de naufragi. I només hi ha una resposta èticament correcta: intentar rescatar-los. Potser que un dels nàufrags siga fill d’un ministre. Primer que res traiem-lo del mar i duem-lo a port segur. Després ja farem anàlisis i discursos. El concepte d’urgència i de compromís és superior a qualsevol altre en aquell moment. 
La indefensió dels bambiniés la seua força davant la consciència de la Unió Europea, si és que li queda consciència viva. 

martes, 7 de agosto de 2018

Los millones que no vendrán

Aunque sea fugazmente, tiene que aparecer en las pantallas -el otro ya lo ha hecho- saludando a un subsahariano que ha sobrevivido al viaje marítimo entre África y Algeciras. Tiene que prescindir del dolor que siente en su alma personal, para dejar que su "alma política" se exprese diciendo vacías boutades para conservar los votos que los fieles labriegos avileses, burgaleses, castellanos profundos, le prestarán sumisos. Sin ningún rubor, va segando las espigas del miedo para llevarse las garbas de los votos. Les dice que vendrán millones de negros que invadirán la patria española y dejarán en la miseria a los descendientes de la Reconquista.
Para ganar votos con el garrote del miedo se afirma rotundamente que vendrán millones de emigrantes. No sé por dónde, ni a dónde, ni cuándo. Lo que si sé con certeza es que hay millones que no vendrán. Miles y miles de náufragos hundidos en el cementerio del Mediterráneo; ésos ya no vendrán. Unos ocho millones de muertos por el hambre en el mapa de la miseria cada año; ésos ya no vendrán.
Y tampoco vendrán algunos niños o adolescentes convertidos en esclavos y sujetos de vejaciones de todo tipo; ésos tampoco vendrán, encarcelados durante años por las mafias políticas africanas. Por cierto, ¿sabéis si los bancos europeos siguen las pesquisas sobre el origen del dinero africano? Giuseppina Nicolini, alcaldesa de Lampedusa durante duros años de naufragios terribles, repetía las palabras de un padre: 
“Nessum padre metterebe il propio figlio su quei barconi se mon ritenesse il mare piú sicuro de la terra.”
“Ningún padre metería al propio hijo en aquellas barcazas si no pensara que era más seguro el mar que la tierra”. Se refería, está claro, a las mafias de algunos países africanos.
Ante el drama –la tragedia- de esos millones que no vendrán, el Papa Francisco, llama a los humanos a que salven y acojan a esos seres nacidos en la miseria. Y el pueblo sencillo, directo, cuotidiano, acoge y ayuda a los necesitados, en la frontera ítalo-francesa, p. ejemplo, o en el mar, fletando barcos con la ayuda del pueblo, exponiéndose a penas de cárcel, o siendo calificados de organizaciones criminales. Preguntad a Klaus Vogel o a Óscar Camps. ¿Papeles no para todos? Sabéis muy bien que los papeles a veces se traspapelan, y no por ello, se elimina el trabajo de vivir.
El viejo lobo de mar se niega a comer pescado, sacado de las aguas donde murieron tantos miles de personas. No es la solución política, pero la conciencia de ese marinero tenía que expresar de algún modo su rebelión contra la desidia de la Europa rica.

viernes, 29 de diciembre de 2017

Seguir con vida

La rica Europa ha encontrado una solución: convertir la miseria real en miseria virtual. Los náufragos reales, los esclavos reales son "traducidos" a imágenes de la realidad envueltas en el mantón de discursos tan sonoros como huecos. Una vez realizada esa "traducción", solo queda la labor de distracción: consiste en ocupar los hogares con la invasión de noticieros televisivos o radiofónicos, de mil bagatelas políticas repetidas noche y día, y en exponer alguna imagen de la miseria extrema "causada" por una catástrofe de la Naturaleza o por una ristra de guerras y masacres.
El comportamiento de la rica Unión Europea, tan egoísta, tan mezquino, tan hipócrita, parece que nos conduce a un pesimismo extremo que no quiere saber nada de la moral utópica global. Muy al contrario, cada Estado se preocupa de mantener intactos sus proyectos futuros sin atender a los fugitivos del hambre y de la guerra. No quieren acoger a esos seres humanos derrotados ante la vida, ante la guerra y las injusticias, ante el Sistema Capitalista Global que parece haber nacido para producir sin parar objetos que son arrastrados por el tifón de la especulación monetaria hasta las grandes redes del consumo programado. En eso pasamos la vida: en producir y consumir, soterrados bajo un alud de "cosas", olvidando a las personas. Cosas que se convierten en juguetes para distraernos y entretenernos, aniquilando toda capacidad de reacción o revolución global. Así estamos.
Parece imposible la moral utópica global.
A punto de perder toda esperanza, llegan al hall del hotel cuatro jovencitas serenas y limpias, sin tatuajes ni zarandajas. Llevan pañuelo cubriendo el pelo, pero dejando a la vista sus caras inocentes. La portavoz pregunta el precio de una habitación individual. Supone que en TORTOSA no hay albergues para vagabundos. Cuando saben que hay uno atendido por unas monjas, deciden ir a visitarlo. Si está lleno, volverán al hotel y entre las cuatro reunirán el importe para que aquel sin-techo y sin-nombre pueda contemplar las estrellas desde el cobijo de una habitación con calefacción.

A punto de perder toda esperanza, sucedió el hecho que describo. Un hecho "tan sencillo" rompió el hielo del pesimismo. Y pensé o soñé -dejadme soñar- que una moral utópica global es posible. Una moral que les permita a los pobres algo tan necesario, tan básico, como es "seguir con vida".

miércoles, 6 de diciembre de 2017

Un vent nocturn i gelat

Fa fred, un fred nocturn, un fred sonor, acompanyat per la inclemència d'un vent insistent. He encès una barreta de les dos que té una petita estufa elèctrica que m'escalfa els peus i les cames. No puc deixar de pensar en els emigrants que ara mateix es troben en una situació dramàtica, perduts sense guia en la mar fosca i amenaçadora.
Una dessuadora amb caputxa i uns pantalons texans és tot el que tenen; poca roba per fer una llarga travessada; poca, i mullada, que fa més insuportable el fred.
"En cas de persecució, tota persona té dret a cercar asil en altres països i a beneficiar-se'n". Això és el que diu l'article 14.1 de la Declaració universal dels drets humans. Em semblen paraules mortes, només escorça de paraules, sense contingut, difícils de pronunciar per la gent acomodada, sense avergonyir-nos profundament. Vaig a dormir.
M'aixeco d'hora. Segueix bufant el vent gelat. No s'ha calmat en tota la nit. Quan surt el sol, l'habitació acarada a migdia s'escalfa  a poc a poc. L'astre sol és ambivalent; causa la vida o, de vegades, la mort. Ho comprovo en les plantes del balcó. N'hi ha que estan ufanoses; cerquen el sol i es giren cap al balcó per on entren els tebis raigs hivernals. Altres s'assequen perquè no poden assumir tanta energia. I moren alguns emigrants en intentar travessar el desert.
A estes hores primerenques els emigrants, apinyats en la llanxa de goma, agraeixen la presència del sol matiner. L'aigua és, però, molt freda. Els ulls lleganyosos, fits en l'horitzó, per veure si es perfila la terra anhelada. La nit els ha posat la por al cor. Tremolen de fred. Una mare embolcalla la seua criatura amb una manta i l'envolta amb els braços. Ningú d'ells no ha llegit la Declaració sobre els drets humans. Tant s'hi val, perquè una cosa és saber-se de memòria els trenta articles, i una altra, posar-los en pràctica.

Per als qui arriben a la terra d'acolliment, bones festes en la fraternitat. Per als qui no hi han arribat, la promesa que seguirem lluitant perquè la justícia i la fraternitat esdevinguen reals, més enllà dels discursos oficials.

jueves, 28 de septiembre de 2017

Una esquela a Ventimiglia

El primer viatge dels molts que vaig repetir durant tres anys entre Tortosa i Roma, vaig fer parada i fonda a VENTIMIGLIA , una ciutat fronterera amb el territori francès, però amb idiosincràsia intaliana.
L'hostaler era una mica panxut, xarraire i cara-contenta. Amb quatre frases que jo duia preparades, amb algun ressó de la llengua llatina, i amb una atenció ferma a la gesticulació de l'hostaler -els italians parlen amb les mans-, ens vam entendre, i vaig sopar el primer plat de spagetti en terra italiana.
Fins aquí, tot com m'ho havia imaginat. Vaig sortir a passejar abans d'anar a dormir. Em vaig quedar sobtat en girar una cantonada: a una paret hi havia apegades unes esqueles mortuòries -tinta negra sobre paper blanc- que notificaven el nom del mort i el lloc i l'hora de l'enterrament. Més endavant vaig descobrir la veneració que senten pels avantpassats, en compliment d'una tradició pervivents des de la Roma antiga. El dia de difunts els cementiris són un eixam de llumetes enmig de la foscor nocturna.
Ventimiglia és ciutat protagonista en el butlletí de setembre de 2017 editat per l'ONG Metges Sense Fronteres. Molts dels africans que arriben per mar al sud d'Itàlia van pujant cap al nord, amb mil dificultats, en direcció a l'Europa central. Segurament el més difícil és travessar la frontera estatal; en aquest cas, la frontera ítalo-francesa. En l'informe del butlletí es parla d'una persona concreta que s'anomena Gebreel. Té 28 anys. Son pare va ser assassinat en un lloc del Sudan. Ell va partir del seu país; no podia romandre ennierat a casa; havia de guanyar algun diner per ajudar a la nombrosa família. Va fer cap a Líbia, on va treballar com un esclau durant 3 anys. Quan ja havia reunit algun diner, va ser segrestat pels carronyaires que estan sempre a l'aguait i actuen massa sovint. Segrestat i tancat durant un any en un calabós fosc, i maltractat sense pietat mentre exigien a la seua família que els paguessin un rescat. Quan va poder desempallegar-se d'aquella colla de bandits, va embarcar-se en una pastera i va fer cap al sud d'Itàlia, que malauradament no donava abast per acollir dignament els africans més miserables arribats a la costa.
Molts emigrants feien cap a Ventimiglia i vivien en condicions deplorables durant el dia i la nit. Dormien sota un pont.
Els van ajudar gent de la parròquia de Sant Antonio alle Gianchette que van donar refugi a un centenar d'emigrants i fins i tot serveis de salut per part d'un metge voluntari. Són la gent del poble els qui posen en pràctica el que jo anomeno "moral utòpica global".
Si anaven en tren o cotxe a França, la majoria de vegades eren descoberts i els feien tornar a Itàlia. Finalment alguns li pagaven a un guia que els menava per senderols ocults dels Alps marítims i entraven secretament en territori francés.
Si un dia torno a Ventimiglia, espero no trobar cap esquela mortuòria amb el nom de Gebreel. Que visca llargs anys i la seua família.

martes, 12 de septiembre de 2017

El nus de la corbata

Acaben una reunió de ministres i el portaveu surt a la palestra. Duu corbata ben lluenta, neta, i amb un nus perfecte. Ara, amb el nus ben fet, ja pot parlar i explicar les excel•lències del seu govern. 
Hi ha, però, milions d’humans que no tenen corbata, ni vestit, ni sabates lluentes, ni camisa neta i planxada. Viuen i moren en la misèria.
Vespreja. La ciutat no té estructura; només és un nombre de cases disperses. Són petits habitacles construïts amb toves rogenques, en harmonia amb el terra, la pell del desert. Una mesquita pobra, construïda també amb toves, es fa notar una mica amb el seu minaret.
Un traficant de persones africà, però no negre, rep els bitllets de mans de jóvens negres. A poqueta nit cada viatger es prepara per suportar la duresa del trajecte, tot travessant l’infinit desert. Es posa un passamuntanyes i unes ulleres de sol. Cal protegir el cap i, sobretot, els ulls, de la fina arena que aixecaran les furgonetes amb les rodes girant a gran velocitat. Els emigrants pugen a la caixa dels vehicles. La majoria es posen uns guants per agafar-se fortament a unes estaques i poder aguantar els sotracs de la cursa. Viatgen de nit, tota la nit, sense coronar mai l’horitzó del desert que és com un mar de sorra. En fer-se de dia, pugen tots a la caixa d’un camió gran que continuarà la marxa. En un punt concret s’atura i un “equip d’emergència” llança botelles d’aigua a la caixa que són enxampades al vol per les mans encondolides. No se sap si aquest és un acte de misericòrdia, o una acció calculada per tal que no es mori de set cap d’aquells emigrants que encara no han pagat el viatge marítim.
Quan arriben a la costa líbia, si tenen prou diners, embarquen en una d’aquelles llantxes inflades, arrestellats fins que no en cap ni un més i es llancen a la incerta aventura. Els traficants de persones han posat el combustible just perquè la pastera puga superar la distància del mar libi i, un cop situats en mar obert, se suposa que algú els rescatarà de les urpes del naufragi.
El senyor de la corbata manté el nus impecable; ni una arruga desfà la llisor de la seda.
La gent sap que han mort ofegats més de trenta mil emigrants en el Mediterrani, i alguns els pregunten als polítics què fan, de què parlen en les sessions parlamentàries, si encara s’atreveixen a proclamar el lema fonamental: “liberté, egalité, fraternité”. 
El senyor del nus de la corbata parla de les fronteres. Que no vinguen els miserables. Tenen una planificació els senyors del nus de la corbata: “l’esclavatge negatiu”. Pagaran als països de l’altra riba per tal que mantinguen els emigrants dins del seu territori, en centres que esdevenen presons dissimulades on, especialment a Líbia, es cometen tota mena d’abusos contra els emigrants, especialment contra les dones. 
Els del nus de la corbata han trobat la solució: “l’esclavatge negatiu”. No volen comprar esclaus; paguen perquè no travessen les fronteres “nostres” aquella gent que put. Encara put més el senyor del nus de la corbata.

viernes, 16 de junio de 2017

Hic et nunc, illic et tunc; la revolució moral

Hic és un mot llatí que significa "aquí"; nunc vol dir "ara"; illic, allà; tunc, llavors. L'expressió que hem sentit tantes vegades hic et nunc vol dir "ara i aquí". I la que construeixo amb els altres mots, illic et tunc vol dir "llavors i allà".
La diferència entre les dos pel que fa a les coordenades d'espai i temps és evident; al menys, en el sentit gramatical i lingüístic. Però aquesta diferència gairebé desapareix del tot en la realitat física que suporta l'expressió gramatical. La velocitat de les màquines de transport i la instantaneïtat del sistema informàtic anul·len pràcticament la diferenciació. Ara bé, la moral té motivacions espirituals-intel·lectuals, però només és vàlida quan actua en la vida real dels humans.
Per tant cal entendre que, als nostres dies, no podem limitar el comportament moral a l'hic et nunc. Sabem què passa a qualsevol punt del globus terrestre en qualsevol moment del dia o de la nit. Per tant, no tenim excusa per amagar-nos en la nostra closca de caragol. Si encara som persones nuclears
i no pobres espantalls-additamentum, hem de reaccionar i empènyer la revolució moral. Hi ha gent que ho fa.
En aquest món instanti i global no podem fonamentar la nostra vida moral o, si voleu, la moral de la nostra vida sobre les curtes coordenades de l'hic et nunc. Jean ZIEGLER sol repetir en les conferències que dóna o en els intervius que li fan, que cada cinc segons de rellotge mor de fam un xiquet del món oprimit; i afegeix que en el nostre món on cada dia es llancen a la brossa tones d'aliments sobrers, cada mort d'aquests xiquets és un assassinat. Efectivament, el menjar és sobrer en el món dels rics, i tan escàs en el món empobrit, que milions d'humans moren directament de fam o, indirectament i prematura, de malalties que sorgeixen quan l'alimentació -menjar i aigua- és insana o molt deficient.
Cal, doncs, -ho hi ha altre camí- iniciar una revolució moral que naix del reconeixement que aquestes morts són assassinats, i els habitants del món ric, en som, en part, els botxins. La revolució moral; vet ací el que cal emprendre urgentment per salvar la vida de tants infants innocents i per salvar les nostres ànimes que brutegen, tal com expressa la dita catalana: "la vida del burgès: menjar, beure i no fer res". No pot ser que visquem guiats per aquest lema; és necessària la revolució moral que ha d'enfortir el nostre esperit debilitat per la superficialitat i el consumisme.

lunes, 13 de marzo de 2017

El Gulag africà


Resultat d'imatges de gulag

Literalmente, «Gulag» es un acrónimo para denominar a la Dirección general de Campos de Trabajo; con el tiempo, y según explica la escritora Anne Applebaum en su libro Gulag: Una historia, la palabra Gulag ha venido a denominar además no sólo la administración de los campos de concentración sino también al sistema soviético de trabajos forzados en sí mismo, en todas sus formas y variedades: campos de trabajo, de castigo, de criminales y políticos, de mujeres, de niños o de tránsito. O incluso más, los prisioneros en alguna ocasión lo llamaron triturador de carne: las detenciones, los interrogatorios, el transporte en vehículos de ganado, el trabajo forzoso, la destrucción de familias, los años perdidos en el exilio, las muertes prematuras e innecesarias.

"Les morts prematures i innecessàries". La mort és necessària, sí; però la mort "imperada" pels amos de l'Imperi és una mort immoral. La mort "natural" és el final d'una vida que segueix el ritme particular de cada persona. Cada dia moren milions de persones al món, de mort "natural"; és la neteja inevitable que permet la renovació de la vida global. Hi ha, però, una diferència bàsica entre els qui poden viure la vida com un enfrontament a la mort i els qui naixen ja morts, perquè la falta d'aliment converteix la llum del despertar en la foscor del somni profund, en incapacitat de percebre la bellesa de la Terra i el goig de viure. Una garba d'ossos i pell; això són els pobres xiquets a qui les mares no poden alletar, ni donar-los aliment.
¿On estan els polítics que puguen aturar la catàtrofe? Us parlo d'aquesta nota apareguda al diari:
"El responsable d'Afers Humanitaris de l'ONU, Stephen O'Brien, ha advertit davant del Consell de Seguretat que hi ha 20 milions de persones en risc de morir d'inanició en països en conflicte.
"Estem en un moment crític de la història. Des de principis d'any ens estem enfrontant a la major crisi humanitària des de la creació de les Nacions Unides"
Els quatre països més afectats són el Iemen, el Sudan del Sud, Somàlia i Nigèria. Fa una setmana, Somàlia va denunciar la mort per fam de 110 persones.
"Sense un esforç global col·lectiu i coordinat, la gent simplement morirà de fam."
O'Brien ha reclamat una ajuda internacional de 4.400 milions de dòlars abans del juliol per evitar una catàstrofe."

Ja sé que la culpa de la situació no és directament nostra; però sí que ho és indirectament. Sabem que l'Àfrica és actualment un immens Gulag del que no poden escapar milions i milions de gent mísera, famolenca, brutalment oprimida pels grups armats que es maten entre si i maten els innocents habitants de la terra eixuta i els camps cremats. Avui no parlarem de la culpa ni dels culpables que han originat aquesta situació. El que està clar és que moriran com gossos famolencs, si no fem res. I nosaltres també morirem perquè se'ns morirà la consciència, i un home amb la consciència morta és com un tronc podrit on la saba no genera vida.
Ajuntem-nos, proclamem amb la veu dels qui no en tenen que no hi ha dret, destapem la misèria moral dels Chicago Boys i de les multinacionals del menjar que han convertit els aliments en valors de la Borsa, indiferents als qui no en tenen, d'aliments. Tinguem la dignitat de no fartar-nos com bèsties en els nostres banquets. Cridem ben fort: Es lebe die Revolution!




martes, 28 de febrero de 2017

Les cares de la vida

A primera hora del matí, quan encara no t’has espolsat la son de les parpelles, ja sou el ronc dels motors. Comença la jornada. Els autocars inicien un torn de viatges que durarà tot el dia.
Podeu trobar tota mena de viatgers. Els més matiners solen ser hòmens de negocis que tenen concertada alguna reunió matutina a la capital catalana, o bé, treballadors i treballadores que “enganxen” molt d’hora.
És gran la diversitat. Aquí tens el drogata farfallós que no sap on es troba, com aquell que diu, i pregunta preus i horaris repetidament, sense aconseguir fixar-los a la ment, talment emboirada que no pot regir-lo.
Un grup de jóvens negres esperen a les andanes. Han d’anar a terres lleidatanes, a collir pomes i altres fruits. Molts d’ells es van jugar la vida fent la travessa del Mediterrani, amuntegats com si foren una mercaderia. La fam i la taca del desert que s’estén cada any i anorrea les pastures i els cultius, els van empènyer cap al paradís europeu, un lloc on la gent menja quan te gana! Treballaran al camp i estalviaran quatre xavos per poder ajudar a sobreviure la seua gent que els queda tan lluny.
En un banc seu una dona encara jove. Duu el cap cofat amb un mocador policrom ben ajustat i lligat a la part del clatell amb una llaçada. És fàcil endevinar que li ha caigut el cabell; és un efecte de la quimioteràpia. Ella, que tenia els pits més bonics del món, els ha hagut d’entregar al bisturí, que hi ha furgat i retallat per exterminar les tossudes cèl·lules del càncer. Manté una postura digna; té una mirada ferma, pròpia d’aquelles persones que no s’arronsen quan vénen maldades. Està convençuda que guanyarà la partida.
Una dona petitíssima i els seu company van vestits amb equip de ciclistes. Pleguen les bicicletes, les guarden al maleter i pugen a l’autocar. Al cap d’una estona cabotegen; els guanya el cansament. Han somiat fa dies en fer una escapada fugint de la ciutat sorollosa, i ara tornen al solc, perquè han de treballar a la ciutat sorollosa, si volen menjar.
En un racó, la noieta amb cara de fàstic. No pot alliberar-se! Un altre cap de setmana a les tenebres! Va dir que no hi aniria, però hi va anar. El soroll explosiu, les llums canviants i llampegants, les primeres copes... fins sortir de la discoteca, i fumar i prendre el que havia dit que no prendria mai més, i la carn sense amor, fastiguejant. El cap a punt d’esclatar. S’adorm finalment sense voler saber res de ningú.
Avui hi ha un xivarri a tota l’estació. Els escolars van d’excursió. No importa si van a la muntanya o a la ciutat. Els il·lusiona el fet de trencar la rutina de les classes. Les mares jóvens i algun pare, xarren en petits grups; esperen que l’autocar inicie la marxa.
Unes dones han anat a la ciutat a fer compres, perquè és temps de rebaixes, o perquè necessiten algun atuell o alguna tela, o canviar les ulleres. Xarren contentes, animades.


A l’estació d’autobusos, ja veieu, podem contemplar les cares de la vida.