martes, 7 de agosto de 2018

Los millones que no vendrán

Aunque sea fugazmente, tiene que aparecer en las pantallas -el otro ya lo ha hecho- saludando a un subsahariano que ha sobrevivido al viaje marítimo entre África y Algeciras. Tiene que prescindir del dolor que siente en su alma personal, para dejar que su "alma política" se exprese diciendo vacías boutades para conservar los votos que los fieles labriegos avileses, burgaleses, castellanos profundos, le prestarán sumisos. Sin ningún rubor, va segando las espigas del miedo para llevarse las garbas de los votos. Les dice que vendrán millones de negros que invadirán la patria española y dejarán en la miseria a los descendientes de la Reconquista.
Para ganar votos con el garrote del miedo se afirma rotundamente que vendrán millones de emigrantes. No sé por dónde, ni a dónde, ni cuándo. Lo que si sé con certeza es que hay millones que no vendrán. Miles y miles de náufragos hundidos en el cementerio del Mediterráneo; ésos ya no vendrán. Unos ocho millones de muertos por el hambre en el mapa de la miseria cada año; ésos ya no vendrán.
Y tampoco vendrán algunos niños o adolescentes convertidos en esclavos y sujetos de vejaciones de todo tipo; ésos tampoco vendrán, encarcelados durante años por las mafias políticas africanas. Por cierto, ¿sabéis si los bancos europeos siguen las pesquisas sobre el origen del dinero africano? Giuseppina Nicolini, alcaldesa de Lampedusa durante duros años de naufragios terribles, repetía las palabras de un padre: 
“Nessum padre metterebe il propio figlio su quei barconi se mon ritenesse il mare piú sicuro de la terra.”
“Ningún padre metería al propio hijo en aquellas barcazas si no pensara que era más seguro el mar que la tierra”. Se refería, está claro, a las mafias de algunos países africanos.
Ante el drama –la tragedia- de esos millones que no vendrán, el Papa Francisco, llama a los humanos a que salven y acojan a esos seres nacidos en la miseria. Y el pueblo sencillo, directo, cuotidiano, acoge y ayuda a los necesitados, en la frontera ítalo-francesa, p. ejemplo, o en el mar, fletando barcos con la ayuda del pueblo, exponiéndose a penas de cárcel, o siendo calificados de organizaciones criminales. Preguntad a Klaus Vogel o a Óscar Camps. ¿Papeles no para todos? Sabéis muy bien que los papeles a veces se traspapelan, y no por ello, se elimina el trabajo de vivir.
El viejo lobo de mar se niega a comer pescado, sacado de las aguas donde murieron tantos miles de personas. No es la solución política, pero la conciencia de ese marinero tenía que expresar de algún modo su rebelión contra la desidia de la Europa rica.

1 comentario:

  1. El garrote del miedo planea sobre la tierra.Tiene repatidos a sus líderes apaleando a muerte a la evoluciòn humana.
    Millones no vendrán.Millones y millones en todo el planeta.¡Cuánto sufrimiento inútil!...

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